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viernes, 21 de marzo de 2014

El humo de Narnia

Y no, no es porque el país sea ficticio, porque de eso el pobre no tiene la culpa. La saga "Las Crónicas de Narnia" es uno de los mayores exponentes de cómo de importante es la pregunta que se debería hacer todo el mundo que pretende ofrecer un producto de cualquier tipo, "¿A qué público va dirigido?". Pero vayamos por partes.
Las Crónicas de Narnia es una heptalogía de libros fantásticos perpetrada por el escritor C. S. Lewis en los años 50. Dicho autor, amigo de J. R. R. Tolkien (ambos cristianos, pero CRISTIANOS), gracias a esta obra principalmente, se consagró en la literatura juvenil siendo influencia importante en lo sucesivo. La obra trata sobre el mundo mágico de Narnia, una especie de plano alternativo de la realidad de otros tantos pero al que se puede acceder y de hecho acceden los hermanos Pevensie y en el que se supone tienen grandes aventuras. En este reino, hay brujas que perpetuan el invierno, reinos que caen y resurgen, criaturas mitológicas y no sé qué cuernos más (ay, que se empieza a notar por qué palo voy a picar, ¿eh?). Esto era lo que un insensato joven con el que mantengo algún contacto sabía sobre la saga, y para qué más. Entonces, como ocurrió con El Señor de los Anillos (mejor dicho, a causa de que ocurrió esto con El Señor de los Anillos), hubo un renacer de los libros siendo adquiridos los derechos por una productora de cine, que en este caso era la todopoderosa Disney. Parecía que estábamos ante el nuevo pelotazo y cada una de las adaptaciones al cine sería un éxito en todos los sentidos, y por otra parte, una nueva generación disfrutaría leyendo las historias otra vez.

JA JA JA
La primera peli tuvo algo de tirón, la segunda parecía repetirlo, la tercera se comió un mojón, y no se ha vuelto a saber del tema, pero eso no es lo que importa. Todo el revuelo suscitado hizo a cierto personaje volverse a interesar por los libritos de marras. Al fin de al cabo las películas, los videojuegos, las sinopsis de los libros, TODO, prometían epicidad a raudales aunque para un público JUVENIL. Después de todo, en algo se parecería a ESDLA.... Pues toma, la primera en la frente. Las Crónicas de Narnia es la mayor vendida de humo de toda la historia, y no es porque no esté mal escrito, ni sea aburrido... Bueno, sí. Bueno, en parte. ¿Qué es lo que falla? Que el público al que va destinado está formado por... No sé. Creo que lo único que encaja son niños de 5 años superdotados. En efecto, el vocabulario y algunos detalles de las tramas son propios de historias de literatura fantástica con todas las de la ley, pero en cambio la forma de narrarla, y cómo se desarrolla, es propia de un cuento de los que mandan leer a los niños en segundo de Primaria. Es decir, un chaval ya entrado en los "dieci..." muy probablemente lo verá como un libro infantil, y un niño aún siendo espabilado, se perderá fácilmente. El resultado no podía ser más confuso. Para colmo, resulta que todo es un panfleto cristiano. Aslan, creador de todos los mundos, es literalmente Dios. El Señor de los Anillos cuenta también con ciertas referencias al cristianismo, pero que pasan completamente inadvertidas o pueden pasar tranquilamente por la eterna lucha del bien contra el mal. No así en los libros de Lewis, al que le debió de parecer que Tolkien no lo dejaba demasiado claro y poco le faltó por llamar a Aslan "Yahvé" directamente. Siendo sinceros, este punto no me es molesto especialmente, aunque un poco harto de Él sí que estoy, que me paga poco y mal por mi trabajo.

Para concluir, Las Crónicas de Narnia me parece una saga que podría haber ganado mucho si se hubiera centrado más en un público en vez de intentar abarcar más de lo que debía. Quizá los niños ricos de los años cincuenta (que eran los que leían) estuvieran educados de otra forma, y probablemente en su contexto no habría ningún problema, pero en la actualidad se ha intentado vender como una cosa que no era y quizás ese sea el auténtico problema que tengo y no con los libros en sí. Y con esto, acabo. Hasta otra.

2 comentarios:

  1. Yo voy a aprovechar esto para salirme un poquito por la tangente y a la vez complementarla con mi odiatodismo: ODIO AL PUTO ASLAN y bastante perversas tiene que tener uno para meter de ídolo religioso al Dios del Antiguo Testamento en un libro para niños.

    No es secreto a estas alturas que Lewis fuese un fanatiquillo religioso y que por ende le gustase demostrarle su amor a Dios metiéndole en sus libros. ¿Pero tenía que ser el malo y vengativo? Porque Aslan es así: es un tirano, una deidad egocéntrica, perezosa e hipócrita que nunca hace absolutamente nada a pesar de ser poco menos que todopoderoso y obliga a otros a hacer su voluntad, ya sea con los críos del otro mundo o los del propio en el que se encuentra Narnia, para luego, al final, llevarse él el mérito y darse palmaditas en la espalda por lo que han hecho los demás. Por eso tampoco entiendo a qué viene el que nadie parezca darse cuenta de esto y se tenga a Aslan como uno de los mejores personajes literarios del mundo.

    Y no sólo me cabrea mucho eso, sino también el hecho de que sea un asesino. Porque eso es lo que ocurrió al final del último libro: todos los personajes de nuestro mundo "por casualidades" mueren en el mismo "accidente" de tren y todos tienen el PRIVILEGIO de pasar el resto de la eternidad junto a él en una especie de limbo/nuevo mundo. Eso sí, todos menos Susan Pevensie, a la que Aslan mata pero no la deja ir con ellos "porque ha olvidado Narnia" (o sea, porque al señor Dios no le gustan mayorcitas, le gustan en plan menores de 15 años).

    ASLAN, EL PERSONAJE MÁS PÍO DE TODA LA LITERATURA UNIVERSAL.

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    Respuestas
    1. Lewis escribiendo el último libro: "Bueno... Ahora tacho Moisés, y escribo Susan".

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